Tengo dos amores.
Uno que viaja y otro que vuelve.
Uno que siempre anda musicalisandome y otro que con su armoniosa piel siempre anda besandome.
Tengo, a pesar de que se diga lo contrario, una fortaleza increible, invensible.
Idealizarlos no ha de ser sano, confundiose los sentimientos hacia mí,
aquel amante, que viajando se olvido de volver.
La idealización en sí me resulta muy grata, pero muy enferma.
Me vuelve de hecho, una persona intermitente en el tiempo,
una oveja más de algún cuerpo que este intentando dormir.
Tengo dos amores, no se a dónde ir.
No se como parar de sonreír, cada vez que puedo
pensar en uno y recordar al otro,
y pensar en ese otro, escuchando al primero.
Tengo ilusiones, fantasías, extrañamiento,
vacaciones mentales, viajes internos
y un poco de alucinamiento.
Tengo verdades, mentiras, ofertas en millones para
regalar al primer postor que cruze las barreras.
No estoy enamorada, estoy en busca de que será el que realmente
consiga de mí, mujer malvada, un poco de sentimiento gratuito.
Estoy cansada de no estar enamorada.-
